El patriarcado ha regido a la mayoría de las sociedades a lo largo de la historia y, en consecuencia, nos ha marginado a las mujeres de los espacios públicos, donde se discute el devenir económico político y social; Ni siquiera nuestro acceso a los espacios laborales ha disminuido la misoginia que se expresa en las múltiples violencias que debemos padecer y soportar para poder seguir siendo productivas fuera de los espacios privados del hogar.
El patriarcado moderno se expresa en un liberalismo económico que promete la obtención de derechos humanos y la progresiva emancipación de los sujetos; sin embargo, a las mujeres se nos sigue sometiendo a condiciones laborales, precarizadas y brechas salariales, tanto en las tareas manuales como intelectuales, y solo somos reconocidas a golpes de visibilidad y presión social.
El resultado del trabajo emancipador del liberalismo, de la mujer “empoderada” por y para sus labores fuera de casa, es la triple jornada laboral o el alcance de puestos de poder en clave masculina. Es común ver que encargadas de políticas públicas traicionen el género para conseguir enclaves más altos de gobiernos supuestamente progresistas, pero reproduciendo prácticas patriarcales. Su “feminismo” se queda en discurso mediático, sin transformar fehacientemente la realidad subordinada de las mujeres en este sistema capitalista.
Hoy 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, las académicas que laboramos en la UNAM nos pronunciamos en contra de las distintas violencias e inequidades que subsisten en nuestros espacios de trabajo academias, sindicatos, salones de clase–, pues abierta o veladamente siempre están presentes, debido a la arraigada cultura heteropatriarcal. Del mismo modo, nos pronunciamos contra la llamada consulta de legitimación del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) que fue instrumentada por el antisindicato AAPAUNAM en nuestra casa de estudios y trabajo, pues la llevó a cabo con prácticas aviesas y tramposas, avaladas por la rectoría y autoridades laborales por lo menos omisas. Antes, durante y después de tal consulta, no se cumplieron los principios de democracia sindical estipulados en las distintas legislaciones específicas al respecto, adoleciendo de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad.
Denunciamos que ocurrieron a nuestra vista un sinnúmero de anomalías e irregularidades en dicho procedimiento de legitimación del CCT, a la vez de una sustancial ausencia de democracia sindical. La AAPAUNAM cometió cuantiosas arbitrariedades al ser juez y parte en tal proceso de consulta.
Debido a todo lo anterior, NO validamos ni legitimamos dicho proceso de consulta. Reivindicamos la importante participación de las académicas de la UNAM que votamos por el NO a la legitimación del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) que actualmente nos rige y ha provocado la inestabilidad y precariedad de los más de 42 mil profesoras y profesores que trabajamos en la UNAM y, en el caso de nosotras como académicas, ha profundizado las injusticias que resistimos, solo por el hecho de ser mujeres en cualquier espacio laboral.
¡Por mejores condiciones de vida y trabajo para todas las mujeres!
¡Contra la precariedad laboral académica!
¡Por la dignificación del trabajo académico y la democratización de la UNAM!
¡Vivan las mujeres que luchan!
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