“Esta es primera advertencia. Si llegara a tener de nuevo la ocurrencia de persuadir a sus alumnos… que propicien más paros… usted será responsable del límite que su despreciable vida le permitirá apreciar que no nació para impactar de forma factible a la sociedad, sino que es un error más en la naturaleza que yo podría corregir.” Es parte el mensaje que llegó por correo, el 15 de junio del 2020, a Guadalupe Castillo, profesora de la Escuela Nacional Preparatoria 7. No es la primera vez que recibe este tipo de mensajes, desde hace más de 15 años ha sido objeto de acoso y amenazas en espacios personales (como el correo electrónico) así como en espacios de redes sociales, incluso en sitios pertenecientes a la comunidad de la ENP 7.
La profesora Guadalupe se ha caracterizado por apoyar a los estudiantes en sus demandas, en ejercicio de su libertad y sin ofender los derechos de la sociedad; sin embargo, ha recibido descalificaciones, amenazas, todo ello en un clima de acoso constante y de omisión por parte de las autoridades universitarias para frenar el hostigamiento hacia un miembro de la comunidad. Si bien la profesora ha tomado medidas judiciales e iniciado procesos en las instancias de derechos humanos, su seguridad sigue estando vulnerada, por eso hemos decidido visibilizar su caso y tomar las medidas que nos competen en tanto la profesora Guadalupe siga en riesgo.
A continuación les presentamos un relato elaborado por uno de nuestros compañeros afiliados:
Sinceramente veo con mucha preocupación estas amenazas de las cuales ha sido objeto la profesora Castillo. Y lo digo con conocimiento de causa, puesto que hace casi 15 años que ingresé a Prepa 7 (como estudiante) he observado cómo ella ha sido blanco de ataques de las distintas administraciones que han dirigido el plantel. Desde entonces he sido testigo del profundo hostigamiento político contra la profesora Castillo y algunxs docentes también siempre solidarios con los movimientos estudiantiles y las luchas populares. ¿Por qué tanto interés de las autoridades en atacar y hostigar políticamente a una docente como Gpe. Castillo? Desde mi propia experiencia puedo afirmar que Castillo es un semillero de consciencias en Prepa 7. Es una profesora que toma muy seriamente su papel de docente siempre desde una perspectiva crítica y militante. Tiene una trayectoria políticamente intachable y es un referente para muchísimos estudiantes de todas las generaciones preparatorianas que, por fortuna, hemos compartido aula con ella. Es admirable su forma de resistir y de defender sus convicciones de lucha. Es una mujer y docente que inspira a luchar con el ejemplo. Es una persona dignamente congruente y consecuente. Por eso cada que hay un paro estudiantil en Prepa 7 siempre la acusan, sin prueba alguna porque nunca la habrá, de ser ella quien está detrás de los paros, de ser ella la agitadora como si realmente lo que agita no fueran las injusticias e imposiciones que históricamente han venido de las autoridades universitarias en todos sus niveles contra el carácter público y gratuito de la Universidad.
Las autoridades de P7 y un sector de profesorxs serviles a éstas (como los hay en todos los planteles de la UNAM) son quienes han amedrentado a profesores críticos del plantel. Recuerdo que, por ejemplo, cursé con profesorxs que más tarde se convirtieron en funcionarios y, posteriormente, hasta en directores del plantel (como la última directora, la recién destituida de facto en el paro estudiantil, la profra. Carmen Rodríguez Quilantán). Cuando cursé con estos docentes, ahora con puestos de poder, siempre dedicaban parte importante de sus clases a relatarnos que “Guadalupe Castillo y su colectivo de profesores ejercían una militancia política que ponía en riesgo a la Universidad porque ellxs se dedicaban a organizar paros y huelgas con el fin de hacer desaparecer la UNAM. Que el ejemplo más claro era la Huelga del 99 donde ella y sus profesores aliados pararon un año la UNAM y aún no se cansaban de seguir parando año tras año la prepa y otras escuelas de la UNAM. Que sus hijas organizaron el paro en Prepa 2 y otras preparatorias en 2007 (ajá, como si ella fuera tan “manipuladora” como para lograr paralizar la UNAM, ese era el nivel de los “argumentos”) y que además ella se dedicaba en sus clases a adoctrinar y manipular estudiantes con sus temas de filosofía, marxismo y anarquía, que por eso jamás cayéramos en su juego de cerrar la prepa sino de defenderla de los paros que ella promueve. Nos exhortaban a formar grupos de estudiantes contra los planes paristas de Gpe., grupos de choque para defender la Prepa de los paristas comandados por Gpe., todo eso a cambio de puntos para subir nuestra calificación”, esto entre otra serie de estulticias siempre nos decían a lxs estudiantes. Esto es poco comparado con muchas de las formas en que a lxs estudiantes intentaban persuadirnos, sin éxito, de hacer un frente contra la Mtra. Gpe.; siempre ninguneando a lxs estudiantes, tratándonos de seres manipulados, ausentes de criterio, como si no pensáramos por sí mismos; siempre polarizando a la comunidad del plantel. ¿Quiénes realmente eran los que ejercían el control y la manipulación?, esto nos preguntábamos en aquel entonces muchxs estudiantes.
En aquellos años de 2006 a 2009 que estudié en P-7 fui testigo de muchas agresiones verbales y físicas contra la profesora Castillo. En 2008 recuerdo que, en el contexto del paro en Prepa 2 que exigía la destitución de Cecilia Verduzco, la organización estudiantil realizó asambleas de donde emergió un Pliego Petitorio y ante la negativa de las autoridades de recibir nuestro PP ganó la propuesta de realizar un paro, mismo que se sumaría a los paros en diferentes Prepas y CCH’s después del paro iniciado en P2. Ese día que hubo asamblea recuerdo que varias profesoras de derecha del plantel como Evangelina Rodríguez, Diana Verónica Labastida (actualmente directora interina) y Carmen Quilantán (directora recién destituida en el reciente paro de 2019-2020), entre otrxs profesorxs, abrieron las puertas del plantel para que ingresara un grupo de porros (que portaban jerseys de fútbol americano de CCH Vallejo) enviado por autoridades a golpear estudiantes. Luego le dieron instrucciones de ir a agredir el salón de clases de “una profesora revoltosa”. Recuerdo que llegaron los porros al A-19 (si no mal recuerdo), donde tomábamos clases con Gpe. Castillo y empezó la agresión. Ella impartía su clase, pero afuera del salón se escuchaban gritos, petardos y corretizas de estudiantes. Apenas va abriendo la puerta la profesora Castillo para evitar que los porros golpearan estudiantes, mientras muchos otros estudiantes nos arrinconábamos y otros permanecíamos espantados detrás de la profesora, cuando de pronto le aventaron un bote de metal a Castillo y empezaron a incendiar todo a su paso. Los porros afirmaron “traer instrucciones contra ella, la provocadora”. Nunca olvidaré ese y otros momentos más de agresiones y fuerte enfrentamientos contra los porros durante 2006-2009, años en que cursé mis estudios en P7.
Fueron tres años de un asedio constante contra estudiantes y profes críticos siempre solidarios con la base estudiantil, fueron tres años de un ambiente represivo impresionante. Jamás pensé que eso fuera posible en la UNAM, pero lo viví en carne propia y nunca me logro explicar cómo es que la profesora Castillo sobrevive, junto con otrxs docentes, ese ambiente de sistemáticos abusos, violencia física, verbal y psicológica, así como una desmesurada represión política y académica. Admiro mucho su valor y su compromiso político de luchar siempre por las casusas más nobles y contra las injusticias. Ella siempre defendió a muchxs de nosotrxs contra los cobros ilegales, los abusos de poder, la violencia porril y otra serie de abusos tan comunes en P7. Siempre dio acompañamiento a nuestras denuncias que presentábamos ante la oficina del abogado del plantel, quien siempre se rehusaba a recibirnos o incluso se atrevía a fabricar pruebas falsas y levantar actas contra nosotros por “revoltosos”, siempre fue una profesora que alzó la voz cada que las autoridades cometían abusos contra nosotros, algo que estoy completamente seguro que sigue haciendo aunque ello implique un riesgo para su vida y estabilidad laboral.
Quienes la conocemos sabemos de su irrenunciable convicción en la lucha por la defensa de la educación pública y gratuita y su incansable espíritu de lucha contra todas las injusticias, de su admirable trayectoria como luchadora social, de su firmeza por luchar por una Universidad libre de violencia de género y de su militancia de vida por construir un mundo mejor. Desde esta perspectiva, por supuesto que ella representa un peligro para los intereses de la derecha universitaria, para ese sector reaccionario y privilegiado que gobierna la Máxima Casa de Estudios, para ciertos profesores alineados a las autoridades que aspiran a ser futuros funcionarios de la Preparatoria, quienes ven en la docencia un trampolín político o una oportunidad para saltar a un puesto privilegiado dentro de una Universidad tan desigual, antidemocrática y autoritaria como lo es la UNAM. No me sorprende que sean los mismos personajes conservadores/reaccionarios quienes no desisten en sus objetivos de intentar deshacerse de las voces críticas que aún sobreviven en dicho plantel de la ENP. De ahí que me preocupe mucho la situación que cada vez va en mayor escalada de violencia. De ahí que como sindicato alternativo nos pronunciemos y actuemos prontamente con contundencia ante estos actos de amedrentamiento de los que hoy y desde hace muchos años ha sido es objeto la profesora Guadalupe Castillo y otrxs docentes de P7. A pesar de todo este contexto represivo es admirable que ella, junto con otrxs profes, jamás ha dado un paso atrás, sino que sigue guiando su actuar siempre firme con sus convicciones. Las recientes y sistemáticas amenazas que ella ha recibido, y que ponen en riesgo su integridad física y psicológica, no sólo representan un peligro a su dignidad sino un agravio contra las y los docentes que también conformamos este sindicato, simplemente porque compartimos ideas y convicciones que apuntan a transformar nuestra injusta realidad. Por tanto, atacar a Gpe. Castillo es atacar nuestra esencia y como sindicato. Una agresión a su persona representaría un agravio para quienes estamos firmemente convencidxs de luchar por mejores condiciones laborales en la UNAM y por una Universidad diferente.
Martín López
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